Falta de armonía en casa, monotonía, vida sexual en crisis.
La terapia de pareja es muy eficaz incluso cuando los afectados habían perdido toda esperanza.
Las relaciones de pareja son un amplio tema de estudio. En muchas ocasiones, el ser humano tiende a compartir su vida con otra persona. Este vinculo produce grandes beneficios (amor, apoyo, estabilidad…). Como fruto de una relación, puede surgir una familia que debe ser gestionada a muchos niveles. Siendo normal que aparezcan conflictos. Si estos conflictos no son bien gestionados, dan como resultado infinidad de problemas. Infelicidad, depresión, ansiedad, separación, disminución de la autoestima, problemas económicos. Además pueden hacer enfermar al individuo mental y físicamente (depresión, ansiedad, cardiopatías…). Los conflictos en la pareja generan también problemas en los hijos (problemas de conducta, personalidad, depresión y traumas).
Problemas de Comunicación: Es la piedra angular de todo conflicto. Cualquier problema gestionado con una mala comunicación hace aumentar exponencialmente su importancia. De hecho, prácticamente cualquier conflicto tiene una solución si la forma de comunicarse es la adecuada. Por lo que, en terapia, siempre se va a trabajar en este área. En una pareja surgen patrones y mecanismos de comunicación disfuncional. Un ejemplo de ello es la comunicación pasivo-agresiva en la que se muestra enfado a través del lenguaje no verbal pero no se explica realmente el problema. Creando confusión y dificultando enormemente la solución.
Educación de los hijos: Los hijos son una de las mejores experiencias y consecuencias de amar a alguien. Pero suelen acarrear infinidad de problemas y situaciones muy complicadas. Además tienen una gran influencia en el resto de problemáticas que puede haber ya de por sí en una pareja.
Tareas: Repartir adecuadamente las diferentes tareas y obligaciones que tiene una pareja (hogar, cuidado de los hijos, compromiso,…) es fundamental para la convivencia. Normalmente se gestionan de manera improvisada pero cuando se convierten en un problema diario se debe hacer una planificación. Aparte de las discusiones que se generan, pueden surgir idealizaciones incorrectas como luchas de poder en las que da la sensación de que uno es el que hace las cosas y el otro es el que decide qué hacer. Como consecuencia la pareja se convierte en una figura que disminuye la autoestima y genera infelicidad.
Dificultades económicas: El estrés laboral puede ser un problema, pero no tener trabajo y pasar por dificultades económicas también. La incapacidad de tener estabilidad económica familiar genera una gran angustia que reduce la sensación de amor, la pasión y fomenta el clima de crispación.
Ocio: Es muy importante realizar semanalmente actividades que nos reporten satisfacción y diversión, e igualmente importante es buscar un equilibrio en el que parte de estas actividades sean compartidas y del agrado de la pareja. Este área es clave para una relación de pareja sana.
Familia política: En ocasiones, los conflictos no tienen relación directa con los miembros de la pareja. Sino que pueden surgir con miembros de su familia o amistades cercanas. Llegando a entorpecer el buen funcionamiento de la relación.
Problemas sexuales: Las caricias, los abrazos y, cómo no, la relaciones sexuales son necesarios para que una pareja se sienta unida. El amor va sustituyendo al enamoramiento, la pasión inicial va dando paso a la intimidad y al cariño, pero no por eso se puede perder la atracción que se siente por el otro como objeto y sujeto sexual. Los problemas sexuales pueden afectar no solamente al individuo que lo sufre sino a su pareja. Como por ejemplo: la eyaculación precoz, la disfunción eréctil, la falta de deseo, la anorgasmia, el vaginismo y la dispareunia.
Monotonía: La monotonía suele aparecer con el tiempo en la pareja. Es necesario tomar medidas para evitar que esto ocurra.
Decepción: A veces tenemos expectativas poco realistas al comienzo de una relación, y cuando vamos conociendo más a fondo a la otra persona podemos llegar a sentir que no era lo que nos habíamos imaginado.
Celos: Los celos pueden ser uno de los principales motivos de desconfianza y mala comunicación dentro de una relación de pareja. Es muy frecuente que los celos solo sean experimentados por uno de los miembros de la pareja. Normalmente, los celos tienen que ver con problemas de autoestima y con una serie de creencias disfuncionales acerca de cómo funcionan las relaciones de pareja. Trabajar este área trae una gran seguridad en uno mismo.
Infidelidades: Una infidelidad es motivo suficiente para terminar una relación. Además del daño producido, rompe completamente la confianza. Básica para el desarrollo de la pareja. Aun así, si se decide continuar es muy recomendable recibir ayuda para poder canalizar todas las emociones negativas generadas. Se debe diferenciar si la persona que acude a la consulta es quien ha sido infiel, quien ha sufrido la infidelidad o si ha habido infidelidades mutuas para poder ajustar la terapia.
Divorcio o separación: En una separación amistosa puede reducir los conflictos, aunque no desaparecen del todo. Sin embargo, muchas veces el divorcio no es más que un paso en una escalada de odio que lleva a un miembro de la pareja a seguir centrando su vida en devolver al otro el daño recibido. En esos casos, indudablemente no es la solución. Si se trata de la mejor solución es importante aprender a superar el duelo y volver a empezar.
Inicio de las relaciones: Antes de comenzar una relación tendemos a idealizar la vida en pareja. A veces, solo somos capaces de imaginarnos los aspectos más positivos y otras no somos capaces más que de ver los puntos negativos.
Dependencia emocional: La dependencia emocional crea serios problemas en una relación. Esto suele ocurrir cuando uno de los dos miembros tiene problemas de autoestima y se convierte en “adicto” a su pareja. Entonces la relación se convierte en un conflicto constante.
Problemas fuera de la pareja: Problemas ajenos a la relación también pueden tener una influencia muy negativa. Por ejemplo, cuando uno tiene problemas laborales, es posible que esto afecte a la manera de relacionarse con su pareja. La inseguridad laboral, el exceso de trabajo, los horarios inflexibles o las malas relaciones con los compañeros afectan enormemente a nuestro estado de ánimo y carácter.
Eventos traumáticos: Cuando ocurren eventos traumáticos pueden sumergirte en una profunda crisis. Esto va a influir, tanto en la pareja, como en el bienestar de ésta. Si un miembro de la pareja atraviesa un momento delicado, como la muerte de algún familiar cercano, es recomendable acudir a terapia psicológica para que la situación no acabe con la relación.
Futuro incierto: Un proyecto en común fomenta la buena salud de una pareja. Si no existe tal proyecto es recomendable buscar otros incentivos que mantengan la relación unida. Para esto, muchas veces es necesario trabajar las estructuras cognitivas.
Diferencias en los valores fundamentales: Cuando los valores fundamentales de los miembros de una pareja no están en sintonía, suelen ocasionar serios conflictos. Aunque no suele ser fácil superarlos, el respeto a las opiniones de los demás es clave para minimizar estos conflictos.
Reciprocidad negativa: Ocurre cuando a una comunicación negativa se responde con otra comunicación negativa por parte del otro. Estableciéndose una reciprocidad negativa que puede acabar en una escalada de violencia. Es la justicia del ojo por ojo.
Discusiones acerca de la propia relación: Muchas veces surgen problemas por la metacomunicación (reflexionar sobre cómo es la comunicación).Se suele discutir más sobre qué es lo que se ha dicho que sobre el problema que ha iniciado la discusión. Cuando se dice “no me estás escuchando” para intentar ser escuchado, pero el mensaje verbal va acompañado por un componente no verbal agresivo, el que responde reacciona solo al componente agresivo.
Uno ataca y el otro evita o calla: Este patrón se da cuando un miembro de la pareja da respuestas hostiles mientras que el otro se retira o no contesta. Ante lo que el miembro que inicia la comunicación incrementa su hostilidad porque no se soluciona su problema.
Efecto dominó: La crítica constante lleva al desprecio, y este lleva hacia una actitud defensiva constante. Y finalmente la pareja deja de escuchar y empieza a ignorar siempre que existe un conflicto. Todos estos patrones agudizan el problema.
Atención selectiva: Las parejas en conflicto solamente se fijan en las conductas negativas del otro y tienden a no ver o a disminuir la importancia de las conductas positivas.
Ideas irracionales: Algunas ideas “equivocadas” pueden ser un foco de problemas. Ideas preconcebidas y expectativas sobre cómo debe ser una relación muchas veces llevan a la frustración y la ruptura.
La terapia de pareja cognitivo-conductual enfatiza el entrenamiento en habilidades de comunicación y resolución de problemas. Cambia el patrón de reciprocidad negativa introduciendo conductas positivas y produce cambios en atribuciones, expectativas e ideas irracionales.
La terapia de pareja cognitivo-conductual está clasificada como tratamiento de eficacia demostrada. Los datos indican que alrededor del 75% de las parejas que acuden a terapia, informan de una mejora cualitativa en sus relaciones.
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La mayoría de las pareja solo acude a terapia cuando se está planteando seriamente una ruptura. Pero la realidad es que un gran numero de parejas tiene por lo menos una discusión semanal. Reducir estos episodios al mínimo genera una mejora en la calidad de vida. La terapia de pareja es un proceso que placentero que además reporta grandes beneficios.
Nuestro trabajo no es aplicar terapias predefinidas. El paciente es quien establece las metas, y nos encargamos de guiarlo por el camino correcto.
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